Campaña de prevención y detección de enfermedades de transmisión sexual

Detección Chlamydia Trachomatis por PCR

La chlamydia es una infección bacteriana que se contagia a través del contacto sexual con una persona infectada. La chlamydia es una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más comunes; más de 50 millones de casos ocurren en el mundo.

Cualquier persona sexualmente activa puede infectarse con chlamydia. La chlamydia se presenta con mayor frecuencia en los adolescentes y adultos jóvenes (de 15-24 años) que tengan compañeros sexuales nuevos o múltiples y que no siempre utilizan condones u otros métodos anticonceptivos de barrera.

La chlamydia se transmite a través del contacto sexual. Esto incluye el contacto del pene con la vagina o del pene con el recto. También se puede contagiar de la madre al recién nacido durante el parto. Debido a que aproximadamente el 75% de las mujeres y el 50% de los hombres no presentan síntomas, la mayoría de las personas infectadas con chlamydia no saben que tienen la infección y pueden no buscar atención médica. Si los hombres presentan síntomas, estos pueden incluir uretritis (prurito y/o ardor al orinar) y secreción por el pene en cantidades pequeñas o moderadas. Si las mujeres presentan síntomas, estos pueden incluir flujo vaginal y dolor al orinar.

A partir del momento en que la persona se infecta con chlamydia, puede transmitir la enfermedad. Una persona puede continuar transmitiendo la enfermedad hasta que reciba tratamiento adecuado. Una infección previa por chlamydia no confiere inmunidad contra la chlamydia.

La chlamydia se trata con antibióticos. Los pacientes pueden ser infectados nuevamente si sus compañeros sexuales no reciben tratamiento. Si una persona no recibe tratamiento para la chlamydia, se pueden presentar complicaciones. Con frecuencia, las mujeres desarrollan una enfermedad pélvica inflamatoria (EPI). La EPI puede producir esterilidad (imposibilidad para quedar embarazada), dolor pélvico crónico, embarazos en las trompas (extrauterinos) y el contagio continuo de la enfermedad. En los hombres, la chlamydia sin tratar puede causar infecciones uretrales y complicaciones, tales como hinchazón y dolor en los testículos. La infección por chlamydia durante el embarazo puede producir ruptura prematura de membranas, parto prematuro y posibles embarazos en las trompas (extrauterinos) en un pequeño porcentaje de las mujeres. Además, la chlamydia puede producir infecciones conjuntivales (del ojo) y neumónicas (de pulmones) en los recién nacidos. Las personas con infección por chlamydia tienen mayores posibilidades de contraer otras infecciones, tales como la gonorrea o el VIH.